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23 de diciembre de 2017

CATALUÑA



Samuel Huntington decía que como efecto de reacción ante la Globalización, los regionalismos, las diferencias culturales más mínimas, iban a convertirse en referentes por aquellas comunidades o grupos que se sentirían amenazados por la imposición de una cultura global, que en general, ha venido a ser la "angloamericanización" del mundo, dado el dominio de los medios y de la cultura popular que tiene EUA, y en menor medida, Gran Bretaña, en la actualidad.

En parte por ello, y también por la pésima redacción de la Constitución Española de 1978 con la que la Madre Patria demolió el régimen franquista y se encausó por los caminos de una Democracia que empoderó a los partidos políticos e insertó al país ibérico en la Comunidad Europea, después Unión Europea, cediendo grandes tajadas de Soberanía a los tecnócratas de Bruselas, España inició un proceso disgregador que parece ir marcha atrás en el tiempo hacia la descomposición del proceso de integración y unificación español que culminó en 1492 con la toma de Granada por los Reyes Católicos. Es increíble que tras 500 años no haya cuajado la formación de una nacionalidad, más cuando la misma se construyó durante los siete siglos que duró la Reconquista en la lucha contra el Islam militante, y que posteriormente, se tradujo en la conquista del primer Imperio de carácter global que conoció la Historia y que se extendió por los cinco continentes.

Y es que en estos regionalismos actuales, presentes en las diferentes regiones españolas existe un mucho de artificial: en cuestión de idiomas, ni el Asturiano, ni el Aragonés, ni el Leonés o el Gallego sobreviven hoy más allá de núcleos rurales: el Castellano, finalmente, se identificó como el idioma Español y fue el que se extendió por el mundo tras la epopeya de los grandes exploradores y conquistadores hispanos o al servicio de la Corona Española: Colón, Cortés, Pizarro, Balboa, Magallanes y otros. Es de señalar sin embargo que tanto bajo Fernando como Isabel y sus sucesores los Austrias, España no era concebida como un Estado centralizado, sino como una federación de reinos, finalmente, durante el proceso de reunificación de lo que originalmente fue la Hispania Visigoda, rota por los Musulmanes, los reinos que finalmente fueron conduciendo la lucha contra estos se fueron formando aglutinando reinos y señoríos feudales que se iban conformando en los territorios que poco a poco se arrebataban a los mahometanos.

Esto implicaba que los monarcas de Castilla y de Aragón se comprometían a respetar los fueros o leyes propias de cada una de las regiones que se adherían a sus reinos, y finalmente, cuando bajo Carlos I de España y V de Alemania se conformó la monarquía hispánica unificada, se entendía que el monarca no era en estricto sentido, Rey de España, sino Rey de Castilla, de León, Aragón, Valencia, Granada, Navarra y un largo etcétera de títulos que denotaban la soberanía y el señorío sobre distintas regiones. Es el caso que Cataluña nunca fue un reino propio e independiente, y si bien su germen se encuentra en la Marca Hispánica creada por Carlomagno a fines del siglo VIII como zona de defensa para evitar la irrupción islámica en Francia, no se concibió a la misma como una entidad soberana, sino como una serie de condados, como Barcelona, o una ciudad que sería luego tomada por los musulmanes como Valencia, que luego serían dependientes de la Corona de Aragón. Los reyes de la Casa de Austria así estructuraron la monarquía hispánica, reconociendo la autonomía de cada región componente de pero todo cambió con los Borbón.

Generalmente se dice que el problema nacionalista catalán inicia con los Borbón y se señala que el asedio sufrido por Barcelona por las tropas leales a Felipe V de Borbón durante la Guerra de Secesión Española, es el evento fundacional de la lucha por la independencia de Cataluña, esto es parcialmente cierto: los Catalanes de aquél entonces no luchaban, como ahora pretenden los nacionalistas, por esa causa, sino por la continuidad de la dinastía de los Habsburgo sobre el Trono Español, siendo partidarios del Archiduque Carlos de Austria y oponentes a la llegada de la familia francesa de los Borbón al solio de San Fernando.

Los Borbón, por otro lado, no respetarían, tras la guerra y consolidarse al frente de España y su Imperio la especial constitución de la monarquía hispana, sino que, llegados de Francia --misma que tampoco es un todo homogéneo, regiones como Aquitania, Languedoc o Bretaña, tienen también una lejana historia de autonomía y de lenguas propias, recuérdese que el idioma que conocemos como "Francés" es la "Lengua de Oil", mientras que en gran parte del territorio galo se habla la llamada "Lengua de Oc" u Occitano-- país en el que su dinastía, con Enrique IV, Luis XIII y finalmente Luis XIV se había consolidado la centralización administrativa y el absolutismo en manos del Rey, quien acumulaba en sus manos las potestades ejecutivas, legislativas y judiciales y ejercía su poder sobre todo el territorio a través de unos delegados o intendentes nombrados directamente por él sobre un país dividido en departamentos administrativos; hasta el día de hoy, esa es la estructura de Francia, que es el país centralista por excelencia.

Así, los Borbón desconocieron los fueros y los sistemas jurídicos de las diferentes regiones españolas, imponiendo el Derecho Castellano como común a todo el reino, eliminaron la necesidad de convocar a Cortes como órgano legislativo e impusieron el centralismo, creando las Intendencias bajo funcionarios nombrados directamente por el Rey, lo cual por supuesto, no benefició a las élites locales. Después, si bien la Constitución de Cádiz en 1812 pretendía imponer algo similar a un Federalismo con las Diputaciones Provinciales, la división territorial en Provincias que funcionaban dentro de un contexto centralizado no se alteró demasiado; hasta la Constitución de 1978 que equivocadamente reconoce nacionalidades dentro de España, muchas de ellas sin justificación histórica alguna, como el caso de los Andaluces, quienes descienden de Castellanos que ocuparon el territorio que fue recuperado de los Musulmanes y que, por tanto, no tienen un contexto diferente al resto de los españoles.

En realidad, todo esto vino a beneficiar a políticos locales que, basándose en discursos nacionalistas o regionalistas han justificado la creación de cacicazgos y corruptelas en cada región de España o "Comunidad Autónoma", amenazando a la integridad del Estado y de la misma Nación Española: resulta absurdo que los Catalanes vengan ahora a decir que siempre han sido oprimidos por los Españoles cuando ellos mismos son Españoles, y fuera de ese país, todo el mundo los reconoce como tales. El Catalán, en realidad dialecto Valenciano, fue resucitado cuando, si uno lee a Don Quijote, uno puede comprobar cómo, al llegar a Cataluña y visitar Barcelona, nadie le habla en dicha lengua, sino todos lo hacen en perfecto Castellano, lo cual contrasta con el episodio del Vizcaíno, un vasco que a duras penas se da a entender en un muy mal Español, lo que indica que dicha lengua se encontraba en franca retirada respecto de la lengua de Castilla.

Sin embargo, el Nacionalismo Catalán actual se ha nutrido de las ambiciones descaradas de una casta política y empresarial local que ansía con hacerse de un feudo donde imperen sus intereses y sus corruptelas sin la fiscalización de Madrid, para ello, se han servido de la Leyenda Negra, añeja artimaña propagandista usada por los rivales de España, como Francia, Portugal, Inglaterra y Holanda, para atacar y desprestigiar a la potencia ibérica, acusándola de oscurantista, fanática y sangrienta por la Inquisición, la lucha contra un Islam sobrevalorado y retratado como la cumbre de la tolerancia y la cultura o la conquista de América donde se ha elaborado un retrato irreal de las civilizaciones neolíticas americanas, para hacerlas pasar por tan avanzadas que hasta contactaban alienígenas, mientras los conquistadores son mostrados como simples saqueadores y asesinos. De igual manera, han manejado un discurso igualmente absurdo en el que se pretende demostrar una superioridad racial o étnica de los Catalanes, y que incluso, muchos personajes ilustres de la Historia española e incluso europea eran de ese origen, lo cual no lleva si no a provocar risa.

Y también está el apoyo exterior que han recibido de países como Qatar, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos o Irán, países que buscan incentivar la migración islámica a España para la "recuperación de Al-Andaluz", y que han financiado al separatismo, o Rusia, que aunque niega una injerencia en el proceso separatista, es evidente el apoyo que sus medios oficiales, como RT o Sputnik, han dado a los nacionalistas catalanes, pues al Kremlin le conviene una Europa dividida y debilitada, más cuando el Brexit da la pauta para la disolución de la Unión Europea, además de que la eventual separación de Cataluña sin duda iniciaría un proceso de reforzamiento de regionalismos que podría llevar a la involución de Europa hacia una especie de nuevo feudalismo: recuérdese que los Catalanes además se encuentran presentes en toda la llamada Costa Azul francesa, los Vascos, igualmente con un pasado reciente separatista a través del terrorismo ejercido por la banda ETA, están en el norte de España y se extienden a la Navarra Francesa, en Reino Unido, esto puede dar fuerza al separatismo Escocés, mucho más sustentable que el Catalán, al de Irlanda del Norte e incluso el de Gales, el separatismo latente de Lombardía y el Véneto en Italia, y otras regiones en diversos países europeos, por lo que lo desatado en Cataluña puede tener consecuencias insospechadas.

Pero lo más sorprendente de todo ha sido la manera estúpida en que ha reaccionado el Gobierno Central Español encabezado tanto por el Rey Felipe VI como por el Presidente Mariano Rajoy y su Vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría; en vez de defender la integridad del Estado y de la Nación, han buscado defender la Democracia, cuando ésta se encuentra contaminada por el lavado de cerebro que los Nacionalistas como Puigdemont, Ada Colau, Junqueras, Jordi Pujol o Artur Mas, y la Izquierda Española encarnada ahora en Podemos, una banda de hipsters y júniors a sueldo de Irán y la Venezuela Chavista, han educado a la juventud en la Leyenda Negra y la perpetua vergüenza de ser español y de pedir disculpas por serlo, el victimismo falso de los Catalanes y la prohibición de una lengua universal como el Castellano en pro del poco conocido idioma local, al que hablan como si fuese una lengua extranjera aprendida a la fuerza.

Como resultado, en las recientes elecciones celebradas, sin las condiciones necesarias para la conservación de la constitucionalidad, los resultados dan la mayoría absoluta a los nacionalistas, los cuales quedan legitimados y podrán plantear el inicio de un proceso independentista, pese a la mayoría relativa alcanzada por el partido Ciudadanos, poniendo en riesgo a la unidad de España como a la estabilidad de Europa Occidental entera.

Todo por defender una Democracia, misma que, cada vez queda más claro, es la manera con la que los grandes manipuladores de las masas, se hacen con el poder y lo mantienen engañando al pueblo al que le hacen creer que gobiernan por su interés, cuando en realidad, es interés de grupo o de individuo. Veamos que sucede, pero España, la primer potencia mundial de la Historia, se encuentra en riesgo de desaparecer, víctima de su decadencia, de sus complejos y de la cobardía de sus dirigentes, que prefieren verla perdida a dejar de ser etiquetados como demócratas...





21 de diciembre de 2017

¿HACIA DÓNDE VA STAR WARS?




Como ya antes lo mencioné en este espacio, no soy especialmente fanático de la saga creada por George Lucas; no tengo juguetes ni coleccionables ni parte alguna de todo el merchandising derivado de la misma, por ahí recuerdo que de niño sí tuve una camiseta con la efigie del androide R2-D2, pero nada más. Sin embargo, es parte de mi vida, al haber nacido en 1976, se puede decir que el serial fílmico ha acompañado mi paso por este planeta, así que es inevitable que hable de él.

Pude ver la nueva entrega: Episodio VIII, Los Últimos Jedi, y ahora aquí me pongo a plasmar mis impresiones sobre la misma (ojo: spoilers):

Primero que nada, siempre he pensado que Star Wars contiene una muy buena idea, pero ha sido mal contada; esto se debe a que, admitámoslo, George Lucas es un mediocre narrador y un cineasta medio, no importa que fuese compañero de generación en la Escuela de Cine de la Universidad del Sur de California de Steven Spielberg o de Francis Ford Coppola; él está muy pero muy atrás de ambos grandes directores. El logro, sin embargo, inigualable de Lucas que ya he mencionado aquí antes, radica en que sus películas fueron pioneras o aventajadas para su época en varios aspectos: le dio a la Ciencia Ficción --pese a que su historia tiene muy poco de ciencia y mucho, demasiado de ficción para ser considerada del género-- carta propia para ser un género cinematográfico, pues posteriormente a ella aparecería Alien de Ridley Scott, ésa sí perteneciente a la ciencia ficción más dura, innovó en los aspectos técnicos de los efectos especiales y sobre todo, generó por primera vez todo el fenómeno de mercadotecnia que ahora acompaña a los lanzamientos de muchos estrenos de Hollywood: juguetes, ropa, chácharas coleccionables, cromos, etc.

Sin embargo, y como alguna vez lo dijera Juan Manuel de Prada, la historia ideada por Lucas gira en torno a un maniqueísmo simplón, y por supuesto, no cuenta con la elaborada estructura de la obra de Tolkien, o la actual, de George R.R. Martin, y tampoco de los grandes de la fantasía científica: Asimov, Herbert, Bradbury o Clarke, aunque quizá su simplicidad bastó a las audiencias de finales de los setenta e inicio de los ochenta para llenar los deseos de escuchar y ver una historia épica, en un momento en que estaba lejos de darse en la pantalla la posibilidad de ver aventuras y acción  de proporciones míticas ambientadas además en el espacio y en un ambiente futurista, con el recuerdo reciente de la carrera espacial hacia la Luna. Esa simplicidad le hizo ser fácilmente asimilable y comprendida por el público.

Sin embargo, la última entrega: Los Últimos Jedi ha desatado enorme controversia entre los espectadores, y esto por diversas razones:


  1. En primer término, las deficiencias del creador de la historia: George Lucas, como narrador, la realidad es que Star Wars surgió de un cúmulo de lecturas e influencias del cineasta, pero al momento de redactar el guión, no siguió un plan premeditado ni hizo un esbozo general de la historia, por ello se dio ese extraño comienzo a la mitad, a partir del episodio IV, Una Nueva Esperanza, en 1977, cuestiones tales como la identidad de Darth Vader como Anakin Skywalker, y la paternidad de éste sobre Luke y Leia, fueron improvisadas y escritas sobre el camino. En pocas palabras, Lucas quería contar una saga, pero sin tener la más mínima idea del pasado y el futuro de sus personajes, quizá también porque cuando filmó en 1977, lo hizo con ánimo de experimentar y no sabía si su idea tendría éxito o no.
  2. El afán de lucro del propio Lucas y sus limitaciones como narrador, hicieron que posteriormente a la conclusión de la primera trilogía con El Retorno del Jedi en 1983, y ante la voracidad de la multitud de fans de la serie, deseosos de saber qué pasaba después de la victoria final de los rebeldes sobre el Imperio, le llevaron a licenciar sus personajes para la elaboración de series animadas, guiones de videojuegos y sobre todo: novelas, la mayoría de regulares a malas y a pésimas, juegos de rol y cómics, creando el llamado Universo Expandido, que al contar con la aprobación de Lucas, llevó a que, para muchos fanáticos, aquello constituyera una especie de canon, como si se tratase de una Biblia, considerando que, posteriormente, de hacerse nuevas películas dentro de la serie, se tendrían que ajustar a lo narrado en tales historias.
  3. Las precuelas y su controversia: veinte años después del éxito de la trilogía original, Lucas decidió contar por él mismo lo que había pasado antes del Episodio IV, así que se enfocó con La Amenaza Fantasma, El Ataque de los Clones y La Venganza de los Sith, contar la historia del ascenso y caída de Anakin Skywalker, sin embargo, se inventó un personaje innecesario como Jar Jar Binks, buscando como agregarle algo de comedia a la saga, pero con un personaje infantil, sobrante y pesado que no convenció a nadie. La elección de un novel actor como Hayden Christensen que no supo interpretar la tragedia interna del patriarca espacial de forma convincente, salvo su ira, tampoco contribuyó a que estas películas contentaran a los fanáticos, pero sobre todo, la incapacidad de Lucas por dotar de profundidad a su historia y de un contexto político y social creíble o coherente, propio de "Ciencia-Ficción Dura", como era su intención, le restó méritos a las películas, por lo demás filmadas en forma espectacular y con nuevas innovaciones técnicas.
  4. La llegada de Disney: Lucas más que un cineasta es un empresario, y como tal, no dudó en vender su casa productora y los derechos de su historia al cada vez más enorme monopolio del entretenimiento que es Disney. Esta, decidió tomar en sus manos la continuación fílmica de la saga y exprimirla lo más que se pueda; pero a la vez, impregnarla de su agenda política, identificada con las doctrinas de la ideología de género, el multiculturalismo y demás puntos propios de lo "políticamente correcto" que han sido pregonados por el Partido Demócrata de EUA, los Clinton y Obama, llevó a la "casa de Mickey Mouse" a desoír las voces de los seguidores de la saga y reescribir el canon según sus intereses tanto monetarios como políticos.
Como consecuencia, hemos tenido ya dos entregas: El Despertar de la Fuerza, y ahora Los Últimos Jedi, que han sido un tanto decepcionantes, pues en mucho, no coinciden con las historias del "Universo Expandido", han traicionado la esencia de los personajes como originalmente fueron diseñados por Lucas y por otro lado, han carecido de total originalidad.

Como ya en su momento lo señalé en este espacio, el episodio VII fue una especie de refrito del episodio IV, dirigido por un J.J. Abrams que, según daba la impresión; tenía un plan original que hubiera sido interesante con el desertor Finn, --interpretado, a mi parecer, muy bien por el nigeriano John Boyega--, como protagonista, pero que después, ante las presiones de Disney por forzar a una protagonista femenina, como es el caso de la Jedi Rey, terminó por hacer una película desangelada y que se va desinflando a medida que corre el metraje, a la vez que repite situaciones y circunstancias ya antes vistas. De nada sirvió además que buscara reproducir la crudeza de una serie interminable de guerras por treinta años y sus efectos devastadores, así como lo cruento de los combates con armas generadas por una tecnología como la presentada en los filmes, la película no termina de cuajar.

Pero ahora, Los Últimos Jedi es una película que, en general sería "buena", pero hasta ahí, si no fuera parte de la saga; sin embargo, termina por desarticular y romper con la historia original de George Lucas en su esencia, y eso tiene a los fans desencantados, cuando no, hasta enojados con el resultado. 

Y es que veamos, el personaje de Finn va apagándose a medida que va avanzando la historia, de ser el presunto protagonista en el episodio anterior, se va volviendo cada vez más irrelevante. Poe Demerone, --pésimamente interpretado por Oscar Isaacs, quien además da cátedra de sobreactuación-- es probablemente el peor personaje desde el ya mencionado y despreciado Jar Jar Binks: es insoportable, es un verdadero idiota, insubordinado, temerario y peligroso que manda a sus tropas a la matanza para conseguir un resultado mínimo a cambio, y la reacción de la Princesa Leia, --la decadencia física de Carrie Fisher es más evidente en este filme que en el anterior, recuérdese que falleció, a causa de sus excesos y vicios que nunca superó pocas semanas tras concluir el rodaje-- ante ello, es irreal, mínima cuando un sujeto así, en cualquier ejército debía ser sometido a corte marcial ante el desprecio hacia la vida de sus compañeros y la pérdida de recursos valiosísimos para continuar con la lucha, por una República que no sabemos cómo volvió a derrumbarse y a volverse un movimiento de rebelión contra un poder surgido de la nada (La interrogante sobre de dónde salió el Líder Supremo Snoke, y su extraordinariamente armada Primera Fuerza continúa, además que resultó ser un villano de pacotilla, sin el poderío ni el misterio que Ian McDiarmind imprimía a Palpatine/Darth Sidious) que parece querer restaurar al Imperio.

De la protagonista Rey, ni se diga, es un panfleto feminista en sí misma, como lo fue también, la hasta eso, muy superior precuela Rogue One, además que la actuación de Daisy Ridley tampoco convence del todo. Mientras que el Luke Skywalker que vemos aquí, derrotado, indeciso, y que al final muere, o se hace uno con la Fuerza de manera inexplicable tras hacer, quizá la escena más memorable de la película y quizá una de las mejores de toda la saga, como es el enfrentamiento virtual con Kylo Ren, no convenció ni al propio Mark Hamill, quien criticó, con resignación, su papel en esta película. Lo mejor, sin embargo, en ambos episodios de la trilogía actual ha sido la actuación de Adam Driver como Kylo Ren/Ben Solo, personaje que, a diferencia de los anteriores, ha sido bien escrito y diseñado con sus conflictos morales y sentimentales, dudas y objetivos, además de que la interpretación del joven actor está por encima de la de sus compañeros de reparto. Otras cosas muy buenas de la película es el enfrentamiento entre Luke y Kylo del que hablé, y la escena final, donde vemos a un niño esclavo sensible a la fuerza que nos rememora al origen de Anakin Skywalker, como prometiendo un nuevo comienzo... ¿será eso el inicio de otra trilogía prometida en que no saldrá nadie con el apellido famoso?

Como ya comentaba Ben Shapiro, parece que Disney intenta matar a la historia como originalmente la planteara Lucas y con la que crecimos tantos a lo largo de nuestra vida, no sin antes exprimirla hasta sacarnos a los espectadores el último centavo, para después hacer un reboot de la saga según la agenda ideológica y mercadológica de la casa del ratón.

Porque, finalmente, Star Wars no puede ni debe ser tomada tan en serio: es sólo cuestión de negocios,  y evolucionará según los estudios de mercado que lleguen al consejo directivo de Disney, aún así, hay mucho esclavo del consumismo que compra hasta la pijama y el disfraz para el perro como alguno de los personajes, o la taza con el yelmo de Darth Vader y las figuras coleccionables que nunca sacará de su caja, por no decir los verdaderos idiotas que hasta creen en la religión Jedi. No es más que cuestión de negocio, mercadotecnia y mucho dinero. Si no les gusta lo que hacen, no compren, no vean, no vayan, y si realmente quieren épica: lean las historias clásicas o aquellas que menos conocidas, suponen un mayor reto al intelecto que la artificiosa, simplona y poco coherente historia de los Skywalker, pónganle un alto al voraz monstruo en que se ha convertido lo engendrado por el viejo y genial Walt.


9 de diciembre de 2017

¡OH JERUSALÉN!


Como tituló William Blake a uno de sus más célebres poemas, sobre la Ciudad Santa se despiertan hoy en día lamentos y exclamaciones de proporciones, literalmente, bíblicas; todo ante la decisión del Presidente Donald Trump de reconocerla oficialmente como capital del moderno Estado de Israel, tal y como se había planteado desde su fundación en 1948 por el movimiento sionista.

Los Judíos, y en especial el Estado que se fundó como realización de los postulados nacionalistas planteados por el periodista austriaco de origen judío Theodor Herzl tras convencerse, al haber cubierto el famoso Caso Dreyfuss a inicios del siglo XX que sus correligionarios jamás se podrían integrar ni serían aceptados como parte de las sociedades europeas, que les rechazaron primero por motivaciones religiosas, y después, por los nacionalismos que les consideraban como un pueblo dentro de otros pueblos, que solamente la fundación de un Estado dotado de territorio y gobierno propio, se podría dar la defensa y el reconocimiento de los Judíos como Nación a la par de los demás pueblos occidentales, tienen la virtud de unificar en su contra a todos los extremos del espectro político e ideológico: los Tradicionalistas católicos extremos, por un lado, a los que llamo luego como Tradilocos --y que hacen flaco favor a lograr una restauración litúrgica y de disciplina en la Iglesia previa al desastroso Concilio Vaticano II, dado su puritanismo propio más de Oliver Cromwell que de San Pío X y su filofascismo-- les culpan de todos los males del mundo actual y en todo ven su mano negra, mientras que los Progresistas, o miembros de la Izquierda, que para los primeros son instrumentos y hechuras de los hebreos, les ven como opresores y verdugos del según ellos sufrido y desgraciado pueblo Palestino. Y si a eso le añadimos el apoyo que ahora brinda el empresario neoyorkino desde el Salón Oval a la capitalidad de la antigua Sión, quien, ante los medios, todo lo que hace está mal y está impregnado de odio, maldad y racismo, la medida es muy criticada y abundan hoy por hoy los que vaticinan consecuencias apocalípticas de la medida.

Sin embargo, los conglomerados mediáticos enemigos de Trump se olvidan, o pretenden que nos olvidemos, de varios hechos históricos: primero, los más recientes; fue en 1992 cuando el entonces Presidente Bill Clinton, como parte del proceso de paz que gestionó con Isaac Rabin y Yasser Arafat, planteó el reconocimiento de Jerusalén como Capital de Israel, algo en lo que tenían que ceder los Palestinos, y en general, el mundo musulmán. Sin embargo, no estaban dadas las condiciones para ello, y ahora, Trump decide que lo están, probablemente porque con ello da un golpe severo a la deriva pro-islámica que han adoptado tanto la Izquierda "progresista" como la ONU, por un lado, y también le da un puñetazo en donde más duele al Islamismo militante y a sus patrocinadores principales como son Arabia, Irán y Turquía.

Sorprende aquí la ingenuidad e ignorancia del Mexicano para quien todo lo hecho por Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel es por supuesto, algo maligno, y se agradece en redes sociales el supuesto reconocimiento que hacen los Palestinos de Texas como territorio mexicano: Para empezar, Jerusalén ha sido su capital para los Judíos desde el rey David en ‭el siglo XI a.C., y su centro religioso y cultural desde Salomón a fines de esa misma centuria; la ocupación islámica (palestina) de esa ciudad es mucho más reciente, a partir del siglo VIII d.C. Lo hecho por el Presidente norteamericano es dar un golpe contundente al Islam y a las políticas pro-islámicas seguidas por Bush Jr y Obama y la ONU en los últimos años; para los tradilocos que ven en esto la mano del sionismo (al que culpan hasta de sus hemorroides) hay que señalar que el Estado de Israel ha respetado los lugares santos del cristianismo, lo que no ocurriría bajo dominio musulmán, (salvo claro, alguno que otro judío fanático y loco). Israel puede ser un error histórico pero hoy, debe ser un aliado imprescindible contra el islamismo militante y las ambiciones de Arabia, Irán y Turquía; por otro lado, la comparación entre Texas y Jerusalén es algo totalmente fuera de lugar: el hoy estado de EUA, realmente no fue más que nominalmente parte del Virreinato de la Nueva España, nunca fue colonizado debidamente ni por el Imperio Español ni por el México Independiente, que sólo tuvieron un control muy relativo sobre la región y fue un área muy marginal para nuestro país, no siendo sino hasta la migración por motivos económicos en el siglo XX la que realmente da una mayor presencia mexicana en Texas, y aún así, la cultura "Tex-Mex" que se ha formado es otra cosa, ni mexicana ni angloamericana; en el caso de Jerusalén, siempre ha sido punto central para la identidad, religión y cultura judías. Vamos, es como en el caso de México y la Ciudad de México, precisamente. La construcción de nuestro país y cultura, aunque se oiga muy centralista, no se explica sin la ciudad de México-Tenochtitlan desde el siglo XV, como tampoco se explica la cultura Judía, ni la Cristiana, sin Jerusalén, la cual tiene sólo una muy forzada inclusión en las doctrinas originarias del Islam, aunque la ONU y la UNESCO digan otra cosa.

Es cierto, quizá una solución que podría calificarse de salomónica sería dejar la ciudad bajo una administración internacional, y que Jerusalén fuera una "ciudad libre" que no fuese ni de Judíos, Musulmanes o Cristianos, pero el hecho de la ocupación israelí sobre la metrópoli, el funcionamiento de la misma como capital de facto y las circunstancias actuales hacen de ésta una solución prácticamente inaplicable, más cuando ninguna de las partes, o grupos extremistas en ambas partes del conflicto: Judíos y Palestinos, están dispuestos a ceder y esto le daría más combustible al conflicto: recuérdese que, sobre todo, han sido estos últimos, junto con los países musulmanes, --junto con los extremistas sionistas, que por ejemplo, mataron a Rabin y probablemente provocaron el estado comatoso final de Ariel Sharon cuando éste empezó a buscar la paz con los Palestinos tras haber sido muy agresivo-- los que han rechazado los planes de partición del territorio y han provocado a Israel en guerras.

Y lo reitero: la fundación del actual Estado de Israel en 1948 sin duda fue un error histórico que contribuyó a convertir el Medio Oriente en un polvorín y a catalizar el radicalismo islámico, ya latente desde la supresión del Califato en 1923; sin embargo, hoy en día, debe ser utilizado como un aliado de Occidente, como punta de lanza para enfrentar a la amenaza del integrismo musulmán y las grandes potencias de la región como Irán, Arabia o Turquía, quienes deben ser frenadas en sus ambiciones hegemónicas y expansionistas a fin de generar un equilibrio: tenso y precario, pero equilibrio. El reconocer que Jerusalén es la capital de Israel es un buen paso en ese sentido.

Para los que ven en esto el inicio del cumplimiento de profecías sobre la llegada del Anticristo y el Armaggedón, es muy dudoso que esto escale más allá de los tradicionales enfrentamientos callejeros entre Judíos y Palestinos y el lanzamiento mutuo de misiles entre la Franja de Gaza e Israel, con el aprovechamiento mediático que harán los Palestinos de los niños muertos que pongan como escudos humanos en los emplazamientos de sus baterías para hacer renacer el antisemitismo ya sea de la Derecha o de la Izquierda Occidental y alguno que otro desplante retórico de Erdogán, Khamenei o Salman al-Saud. Trump no es ningún idiota ni tampoco un ignorante de las consecuencias de sus actos como lo plantean los medios, ni mucho menos está alineado con las élites a las que los tremendistas identifican con las "huestes del Anticristo"; pero como he dicho, las circunstancias han cambiado, y si se quiere ver cuánto, les recomiendo el análisis que hace la columnista de Actuall Candela Sandé.

La polémica está servida, y sin duda se abre un nuevo episodio en el delicado juego político del Medio Oriente.

26 de noviembre de 2017

COMO UN CASTILLO DE NAIPES...


Siguiendo con el tema del post anterior, sigue la mata dando: tras el escándalo ocasionado por las denuncias en contra del productor Hollywoodense Harvey Weinstein, por violación y acoso sexual, se soltaron los demonios y poco a poco, se comienza a destapar la cloaca de la industria del cine y la TV estadounidense, al menos en la que se ha convertido desde hace unos 50 años para acá, revelando un tóxico cocktail de perversiones sexuales, corrupción, estrategias de marketing engañosas, mediocridad, falta de talento y originalidad y colusión con intereses políticos, que todas en conjunto están envenenando al Séptimo Arte de nuestro vecino del norte, hasta ahora, la industria del entretenimiento más poderosa del planeta y vehículo de primerísima importancia para ejercer influencia cultural e ideológica sobre el resto del mundo.

Ahora tocó el turno de caer a Kevin Spacey, un grandísimo actor de formación teatral, y que se encontraba gozando de unos pocos años para acá, de la cumbre del éxito, tras alcanzar la fama en la década de los noventa, como una presencia inquietante y castigadora en Seven, y posteriormente con grandes cintas como The Usual Suspects o American Beauty, llegó a la cúspide con la primer serie televisiva producida exclusivamente para la plataforma Netflix, donde encarna al perverso y maquiavélico político Francis Underwood, que junto a su esposa Carrie, magistralmente encarnada por Robin Wright y todo un elenco de brillantes histriones, revelan el aspecto más siniestro de la lucha por el poder, en clara alusión al matrimonio Clinton.

Sin embargo, el ejemplo de las denuncias contra Weinstein está dando poco a poco valor a otros profesionales del espectáculo a hablar y a denunciar, ya no en los términos genéricos y temerosos como lo han hecho Corey Feldman o Elijah Wood, sino citando nombres y apellidos, y así es el caso de Spacey, denunciado por un actor casi desconocido que apenas destaca en la nueva e innecesaria serie de la franquicia de Star Trek, pero que armado de valor tras el caso Weinstein decidió denunciar el abuso sufrido, hace unos treinta años, por el reconocido histrión, quien desgraciadamente no puede ser más que calificado como un monstruo, pese a su indudable y enorme talento interpretativo. Los talentos, los logros profesionales, son nada cuando no vienen acompañados de virtudes, de valores morales y comportamientos éticos.

Pero quizá, lo que más golpea es la torpe respuesta de Spacey ante las acusaciones, pretendiendo escudarse en su homosexualidad; lo cual, lejos de ser una disculpa, abre el debate en torno a la relación homosexualidad-pederastria, misma que no ha querido ser abordada, ante tantos intereses existentes, y que ahora parece evidenciarse. De igual manera, la oleada de acusaciones y denuncias en la Meca del Cine, confesiones abiertas como la de Morrisey, quien señala que no solamente en el mundo del Séptimo Arte, sino también en la industria de la música popular actual se dan de manera sistemática estas prácticas, nos debe llevar a pensar si mucho de la decadencia que presenciamos en nuestras sociedades no se deberá a que hemos seguido el ejemplo de sujetos que no tienen más relevancia que su fama, sin que esto signifique denostar el talento interpretativo que pueden ostentar muchos actores, pero aún así, ¿eso alcanzaba para que el mencionado Spacey fuese recibido casi como Jefe de Estado hace unos años por el Presidente Peña en una feria turística, como si en realidad se recibiera al Presidente Underwood de su conocido serial televisivo? A la vista de lo acontecido desde entonces es ridículo y penoso, muestra de un populismo estúpido que busca ganar apoyos en base a la fama de personajes reconocidos mediáticamente, pero que en realidad poco o nada aportan, o incluso, como en el caso concreto, pueden restar a las sociedades y a la cultura.

De este escándalo, como lo dice la columnista de Actuall, Candela Sandé, se pueden derivar dos cosas: Primero, el poner en su sitio a los faranduleros, quienes no pueden ser tomados en serio fuera de los escenarios y del celuloide ante la menos que suficiente formación educativa y peor moral en la mayoría de los casos, y en segundo: la oportunidad de dignificar su profesión y volver a elaborar productos de calidad, que por ahora parece desaparecida.

La Liga de la Justicia:



Siendo fan de los cómics, acudí a ver La Liga de la Justicia, me gustó y me pareció buena, siendo lo más destacado la actuación tanto de Gal Gadot, quien nos dejó una de las mejores películas de superhéroes que fue La Mujer Maravilla en este año --aunque queda en tercer sitio tras la trilogía de Nolan sobre Batman y la excelente Logan, esta última probablemente lo mejor que se ha hecho, y se hará en mucho tiempo, sobre los personajes salidos de las viñetas-- y nuevamente interpreta de manera excelente a la princesa amazona, así como Jason Momoa, que le da a un personaje aparentemente ñoño y muy vilipendiado como Aquaman la seriedad y el tono fuerte que el mismo tuvo sobre todo en la década de los noventa.

Sin embargo, está lejos de llegar a colocarse al nivel de lo que fue la primer película de los Avengers; DC llegó tarde y fue rebasada por Marvel quien se adelantó mucho en construir una historia sobre un equipo de justicieros superpoderosos de manera que parece uno hojear las páginas dibujadas por Jack Kirby y escritas por Stan Lee; en este caso, la película llena los huecos y corrige varios errores de los muchos presentados en el desastre hecho por Zack Snyder el año pasado con ese collage mal pegado que fue Batman Vs Superman, Ben Affleck no convence como el hombre murciélago y ni siquiera su doble pudo ahora regalarnos las buenas escenas de pelea que eso sí, estaban presentes en aquella, Henry Cavill demostró tener potencial como Superman en El Hombre de Acero, película que, aunque realizada por Snyder tenía grandes toques de Nolan que le dieron realismo al kriptoniano y daba idea de cómo sería percibido por los humanos con asombro y miedo, pero que se ha quedado corto por culpa de los malos guionistas; en cuando al Flash de Ezra Miller, parece una interpretación libre del personaje similar a la que se aventó "la Casa de las Ideas" con el Spiderman de Tom Holland, lo que decepcionó a muchos fans, que se han acostumbrado a la buena adaptación televisiva encarnada por Grant Justin.

Pero sobre todo, la película despide un agotamiento, un cansancio que deriva del desgaste del género, parece un intento desesperado por la industria hollywoodense de aferrarse al clavo ardiente de los superhéroes y el CGI ante la falta de creatividad y la crisis interna que  he detallado en los últimos posts. Con todo y que Joss Whedon trató de corregir las fallas de Snyder y el exceso de oscuridad que éste le quiso imponer, la película no deja de tener una atmósfera oscura, triste y cansada. 

¿O será que se refleja el clima que en general existe en Hollywood?

Bueno, este es el segundo y último post que hago sobre el escándalo y derrumbre del cine norteamericano, en el próximo, entraré a temas más serios, digámoslo así: Cataluña por un lado, el probable fin de Merkel, y también, el Medio Oriente que suelta chispas gracias al príncipe heredero de Arabia. Espero tener más oportunidad para escribir.

19 de octubre de 2017

LA AGONÍA DE HOLLYWOOD




Una disculpa a todos mis lectores. Debido a mis ocupaciones ahora que me desempeño en la Iniciativa Privada, me encuentro prácticamente sin tiempo libre para escribir y por ello he dejado abandonado este espacio. Y hay muchos, pero muchos temas sobre los qué escribir.

Uno de ellos que quisiera tocar rápidamente, es lo que, a mi parecer es la crisis terminal de la industria del entretenimiento estadounidense. El escándalo de Harvey Weinstein y las cada vez mayores denuncias de parte de actores y actrices de la Meca del Cine en torno a una verdadera política de abusos sexuales, explotación, corrupción y colusión de esa verdadera mafia que controla al mundo del espectáculo en EUA con la clase política y en particular con la cúpula dirigente del Partido Demócrata, muestra las razones de fondo del porqué se ha percibido, al menos desde el año 2008 en que se dio una gran huelga de guionistas, una progresiva decadencia en el cine de nuestro vecino del norte. La temática de las películas que produce la industria cinematográfica norteamericana ha quedado reducida a continuar sagas vetustas y aparentemente ya concluidas: Star Wars, Alien, Star Trek, Blade Runner, entre otras muchas, o hacer refritos, como el insultante remake de Ben Hur, o reboots de las mismas, como sucedió con el James Bond de Daniel Craig, cuya primera entrega Casino Royale fue muy buena, y las posteriores, bastante mediocres y traicioneras a la esencia del personaje, o a abusar y exprimir la temática de los superhéroes de los cómics tanto de DC como de Marvel, las principales editoras en el tema. Los resultados han sido mediocres o verdaderos fracasos, y eso ha llevado a que los resultados en taquilla en este año 2017 que se aproxima a su fin sean verdaderamente desastrosos.

Para colmo, la "corrección política" y el "progresismo" está llevando a los creativos de la industria a frenarse, a autocensurarse y no tocar temas que ahora pueden resultar ofensivos o espinosos, se han visto a incluir, por cuota, personajes e historias homosexuales y cambiar la raza de personajes, en un afán puritano a la inversa, por predicar y mantener los dogmas del Marxismo Cultural que impera en las élites occidentales y en el medio de la farándula norteamericana, que ha encontrado en la cultura popular la vía ideal para expandir su credo, pese a que resultados electorales como el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales del año pasado, llevan a demostrar que existe una inmensa mayoría de personas que han permanecido en silencio pero que, ahora, han decidido manifestar su rechazo a las políticas contra natura que se tratan de imponer desde arriba y que están destruyendo las artes, la ciencia, la vida social en pos de la inclusión y la tolerancia.

La Televisión parecía convertirse en un refugio, y hemos dicho aquí que las series, producidas tanto para TV por cable como para plataformas como Netflix parecían convertirse en refugio para creativos y actores ante una cinematografía limitada y decadente, pero pronto ha acuciado los mismos defectos y vicios que vemos en el cine: series que se sostienen por el morbo, como Game of Thrones o Spartacus, que casi deberían estar siendo exhibidas en el Playboy Channel u otro medio afín, y la corrección política que lo invade todo.

Hay esperanzas de que esto cambie tras el destape de la cloaca de Weinstein y las voces críticas de los hasta ahora dóciles corifeos de la agenda mundialista y contraria a los valores naturales y la Tradición Cristiana; es sólo la punta del iceberg y puede conducir a una verdadera limpia y a terminar con tanta hipocresía de parte de personajes que sólo por el hecho de ser famosos parecen tener la autoridad suficiente para pontificar respecto a temas como el medio ambiente, familia, política, economía o moral, cuando la más de las veces se trata de individuos sumamente ignorantes y que han vendido su dignidad y sus cuerpos a cambio de obtener los pasos que los lleven hacia los reflectores. Sin embargo, esto es apenas un reflejo de la decadencia generalizada que se vive en nuestro hemisferio.

Por contraste, si en la política parece que el balance de poder cambia hacia los Imperios Asiáticos: el Islam, China, Rusia, Irán, la India y puede que entre también Japón, esto parece también ser el futuro en el caso de la cultura popular y el entretenimiento: acabo de ver, por ejemplo, las dos temporadas del Anime Attack on Titan, y he quedado impresionado, lo mismo tras ver Sword Art On Line, los Japoneses se atreven a hacer historias ubicadas en mundos distópicos, libres de límites, sin responder a agendas ideológicas o políticas, y crean argumentos llenos de valores y virtudes como la valentía, el honor, la familia, fidelidad, sacrificio, y que son sin embargo muy realistas al mostrar que no existen finales felices de cuentos de hadas, y no se llega a la victoria sin perder nada. Es impresionante.


Se trata de historias adultas, crudas y muy duras, pero que muestran una profundidad que no encontraremos en ninguna serie de TV norteamericana ni en ninguna película hollywoodense, tanto en el desarrollo de personajes, diálogos y contexto, como se demostró por ejemplo, en la adaptación hecha del anime Death Note que, pese a sus buenas intenciones, quedó corta y a medias de lo que pudieron hacer al ambientarla en el contexto de EUA.

Y lo mismo ocurre con el cine chino o el famoso Bollywood hindú, donde además, se ve la conciencia de estos pueblos asiáticos de su grandeza y la celebración de su pasado, pero con la mira puesta en un futuro promisorio.

¿Tendrán salvación el cine y la TV de EUA o se encuentran ya condenados ante la falta de creatividad, los intereses políticos y los vicios mismos del mundo de la farándula, mismo que nunca ha sido limpio, pues desde la época de Lope de Vega o Shakespeare se presentaban estas mismas corruptelas, aunque no al grado actual? Aún hay oportunidad: si lo de Weinstein lleva a destapar la cloaca y a las propias "estrellas" del espectáculo a luchar por su dignidad como personas y como trabajadores, a renunciar a ideologías destructivas y a la intervención de poderes ajenos a su arte, para dignificar y elevar su profesión, quizá volvamos a la época de los 50 y primeros 60 cuando en el Hollywood clásico, con realizadores como William Wyler, Cecil B. De Mile, Stanley Kubrick, Sir Richard Attenborough, y actores de la talla de John Wayne, Gregory Peck, Charlton Heston o Spencer Tracy, entre otros, se hacían películas inspiradoras, sanas o con crítica inteligente y no meros productos de mercadotecnia y un entretenimiento cada vez más aburrido y más alejado del arte.

24 de abril de 2017

FRANCIA SE JUEGA SU DESTINO


Se dice que cuando Henry Kissinger, por aquel entonces Asesor de Seguridad Nacional en el Gobierno de EUA viajó a China a fin de limar asperezas previas al viaje de Nixon con el que empezaría el proceso de apertura del Celeste Imperio al mundo, y se reconocería como legítimo al Gobierno Comunista entonces presidido por Mao Tse Tung, se entrevistó con el Primer Ministro Chou En Lai, hombre perteneciente a la más rancia casta de mandarines de la antigua monarquía de los "Hijos del Cielo", de finísimas maneras y cultura vastísima, reconvertido en eficiente burócrata marxista. 

Conversando con Chou, Kissinger quiso saber cuál era la visión que la cúpula dirigente china tenía sobre la Historia y las ideologías occidentales, así que le preguntó qué opinaba de la Revolución Francesa, después de todo, el origen tanto del Capitalismo como del Socialismo radicaba en las ideas de la Ilustración y en los acontecimientos de julio de 1789. Chou sonrió, como habitualmente hacen los asiáticos para ocultar lo que genuinamente piensan y respondió al astuto diplomático judeo-germano-estadounidense:

--Es un acontecimiento demasiado reciente como para tener una valoración completa de ello.

¿Y cómo no? En la larguísima Historia de China, un país que ha existido como Nación desde el 221 a.C. y que también ha mantenido, salvo periodos temporales de división, su identidad como Estado desde entonces, los hasta entonces 180 años transcurridos desde la toma de la Bastilla hasta el momento de esa entrevista eran apenas un parpadeo, los chinos tienen conciencia y capacidad de aventurar sus planes a largo plazo, nunca a corto ni mediano; mucho de las reformas económicas que impulsaría una década más tarde Deng Xiao Ping ya habían sido, aunque no lo parezca, cocinadas por Mao y Chou desde los años de la "Larga Marcha", pues su visión del Marxismo era radicalmente diferente a la que aplicaban los Rusos por entonces, y ni se diga Cubanos o Albaneses. En realidad, la modernización y el colocar al antiguo coloso asiático como gran potencia mundial era un punto prioritario en el ideario de los revolucionarios chinos, y la prosperidad actual, era visionada ya desde la caída de Pu Yi a manos de las fuerzas desatadas por el Dr. Sun Yat Sen en 1911.

En Occidente, por el contrario, están por cumplirse 228 años de la toma de la Bastilla, y pensamos que lo hecho por Mirabeau, La Fayyette, Danton, Marat o Robespierre se ha quedado fijo y es el gran hito del avance jurídico y político de nuestras sociedades: constituciones escritas, catálogo de derechos fundamentales a ser protegidos por el Estado, Democracia representativa y sufragio universal y que será un legado que perdurará por la eternidad... quizá no sea así; quizá, esa Revolución, que costó mares de sangre con el Genocidio de la Vendeé, que aupó a un psicópata con delirios de tirano como Napoleón, quien no habría existido sin la revolución para llevar la muerte y las ambiciones de su propia autocracia a todos los rincones de Europa, y que costó a la propia Francia todo un siglo de inestabilidad política, matanzas y desórdenes, y que se extenderían en distintos momentos y lugares con sus continuadores, esté en realidad destinada a fracasar, vícitma de sus propios excesos libertarios que no tuvieron nunca un límite, y que llevaron a generar una entropía cada vez mayor que ha llevado a una anarquía aparente que en realidad es una dictadura perfecta de los Estados benefactores y sociedades débiles de seres infantiles y débiles que solo quieren que se les regale cuanto satisfactor puedan encontrar para sus necesidades reales o inventadas, verdaderas o superfluas.

Pero además, existen muchos que no quieren reconocer, ni que los demás lo hagan, que el tinglado se está cayendo, que el juego es insostenible y quizá no pueda durar mucho más, pero como se benefician del cotarro, no queda más que hacer creer que nunca se ha estado mejor que ahora y que todos aquellos responsables, con sus ideas o sus acciones del desmoronamiento actual fueron en realidad héroes o paladines de las más nobles causas, aunque las mismas hayan quedado ahora reducidas a lo prosaico, aberrante o estúpido, pues no queda más por qué luchar, o qué demoler, más bien. 

En Francia eso está sucediendo: vemos que la élite política que ha medrado desde 1789 con el caos, la corrupción, las frivolidades y la manipulación de la gente, --los ganadores de la Revolución fueron, al final, no los idealistas ni los conquistadores, sino los camaleones, codiciosos y traidores como los Fouché y los Talleirand-- están frente a señales que indican un peligro inminente y real de que la destrucción de Francia como Nación, y de Europa entera como idea, como civilización y cultura, están ante su más que probable declive y fin, pero no hacen nada por frenarse y voltear el timón para no caer en el precipicio, ¿porqué? Porque hacerlo representaría reconocer que todo este tiempo se ha ido por el lado equivocado. Cuando surge una voz de la cordura que ha alertado de lo que se viene encima, se le tacha de demente, o con la etiqueta favorita de todo lo malo desde 1945: de "fascista", de "rascista" o "xenófobo" y demás alusiones a miedos patológicos.

Así, en estas elecciones presidenciales, por un lado tenemos a Marine Le Pen, candidata y líder del partido Front Nationale, quien es tachada casi con unanimidad, por los mismos medios que siguen insistiendo hasta el día de hoy que el ahora Presidente de EUA Donald Trump es una especie de loco furioso mientras extrañan a Barack Obama/Barry Soetoro con sus palabras de azúcar y políticas de horror, de amenaza y de racismo, y del otro a Emmanuel Macrón, quien parece cortado con la misma tijera que otros políticos muy cercanos a nosotros, como Justin Trudeau de Canadá o Enrique Peña Nieto en México: Joven, bien parecido y cabeza hueca, instrumento de quién sabe qué intereses... ¡Caray! Parece que ahora, se busca talentos políticos en agencias de modelos masculinos o se pretende crear ese patrón de políticos "mirreyes", quizá para captar el voto femenino empoderado.

Lo que es más, se llama a constituir un frente común de todos los partidos tradicionales, existentes casi desde la instauración definitiva de la República tras la tragicomedia de Napoleón III, encabezados por Macron en contra de la Sra. Le Pen quien es vista como la gran amenaza para Francia y para una Unión Europea que hace agua por todos lados. Mientras la verdadera amenaza: la infiltración islámica radical, sigue arrebatando vidas y cometiendo atentados en todo el Viejo Continente, cada vez con más frecuencia y con más audacia, al ver que los gobiernos europeos doblan la cerviz dócilmente, pensando que condescender con el Islam lo apaciguará y les brindará la mano de obra que desesperadamente necesitan para sostener su potencial industrial y sus sistemas de pensiones, colapsados ante la falta de jóvenes y un mayor número de ancianos, aa los que ahora se pretende eliminar con eutanasias para cuadrar las cuentas.

Los Europeos lo han dejado todo, lo han perdido todo en pos del placer como fin último de la Libertad que desde 1789 se les presentó como máximo ideal. La Libertad que ofreció la Ilustración no fue verdadera, y como ya lo vio el gran Goya: el sueño de la razón engendró monstruos, ahora, están dispuestos a entregarse a las manos de una ideología político-religiosa como es el Mahometismo que es sin duda, el principal enemigo de la Libertad en el mundo, antes que escuchar voces que les hablen de su identidad, de sus raíces perdidas, de trabajo, de orden, de disciplina, de respeto a la naturaleza humana y de dignidad. No quieren que termine la fiesta y sin embargo, están conduciéndola a su fin. 

El genial escritor Michel Houellebecq imaginó en su última novela: Sumisión, una Francia en que, para evitar la llegada del Front Nationale al Palacio del Elíseo, los "Progresistas" hacían una alianza con movimientos islamistas; como resultado, los musulmanes tomaban el poder y comenzaban la reconversión de Francia en un Estado Islámico, en que los franceses quedaban reducidos a ser extranjeros en su tierra: dhimmi, sometidos, y veían perder sus libertades y derechos ante la imposición de la rígida férula de la Shari'a... ¿Acaso el literato vio el futuro? O simplemente, se dio cuenta de la inevitable espiral de decadencia y muerte en la que su nación se encuentra embarcada?


14 de abril de 2017

VIERNES SANTO



Johann Sebastian Bach, sin duda, ha sido el mayor músico de todos los tiempos. Su influencia trasciende géneros y épocas; hasta el rock, el jazz o el blues reciben sus aportes. Él compuso, la que probablemente sea la obra musical más grande de todos los tiempos: La Pasión Según San Mateo, donde el gran compositor nativo de Leipzig musicalizó la narración de los sufrimientos de Nuestro Señor Jesucristo que hace el apóstol, anterior recaudador de impuestos, adicionándole algunas composiciones propias de él, nacidas de sus reflexiones.

Bach fue un hombre de fe, su obra, una obra nacida de la fe, que no tiene parangón. De toda La Pasión, destaca, a mi gusto, esta aria, titulada Mache Dich, Mein Herze, Rein o Purifícate, corazón mío. A mi, en lo particular, me conmueve. Su letra, con traducción al español, es la siguiente:


"Mache dich, mein Herze, rein,
Ich will Jesum selbst begraben.
Denn er soll nunmehr in mir
Für und für
Seine süße Ruhe haben.
Welt, geh aus, laß Jesum ein!"

"Purifícate, corazón mío,
yo mismo quiero enterrar a Jesús.
Pues Él hallará en mí por siempre
dulce reposo.
¡Mundo, aparta,
deja que Jesús penetre en mí!"


Sin duda, la letra tiene un profundo sentido eucarístico y nos lleva a preguntar, que tan limpios estamos para ser dignos de recibir a Jesús como fue ese sepulcro nuevo --recientemente restaurado-- en el que José de Arimatea lo sepultó. 

Han pasado dos mil años, y sin embargo, las cosas siguen igual: Jesús sigue siendo víctima de escarnio y burla, en memes, chistes y demás, seguimos sin escucharlo, sin entenderlo y seguimos siendo perezosos que no podemos velar con él ni siquiera una hora. Lo seguimos negando y lo seguimos abandonando.

En estos días en que la tensión mundial aumenta, y que existe el temor del estallido de una gran conflagración, no puedo si no pensar si no estamos a las puertas de algo que nos hemos buscado. Dios no nos abandona, Dios siempre está, con sus brazos abiertos, dándose por nosotros. Somos nosotros los que nos hemos alejado de él y no lo aceptamos, por preferir cosas mundanas y efímeras que nos dan placer y nos evitan trabajos y pesares.

Recordemos: si queremos que las cosas cambien, cambiemos nosotros, es lo que significa ser crucificado y resucitar. 

Que Dios tenga piedad de todos y nos bendiga siempre.

13 de abril de 2017

TENSIONES: ¿HACIA DÓNDE VA TRUMP?


UNA ENORME DISCULPA A TODOS MIS LECTORES QUE AMABLEMENTE ME HAN PREGUNTADO POR AQUÍ EN LA SECCIÓN DE COMENTARIOS O EN EL FACEBOOK ACERCA DE PORQUÉ NO HE PUBLICADO MÁS ARTÍCULOS EN ESTE BLOG, PERO ES QUE SE HA DEBIDO A MIS ACTIVIDADES PROFESIONALES.

Pero bueno, al fin tengo un pequeño tiempo para escribir y vamos a entrar en materia:



Los  últimos acontecimientos han dejado a todo mundo con la boca abierta, Donald Trump, que durante la campaña presidencial se manifestó en contra del belicismo de Obama --el Presidente norteamericano que más bombardeos ha ordenado y más toneladas de bombas ha arrojado sobre otros países-- y de la entonces Secretaria de Estado Hillary Clinton por el apoyo a las Primaveras Árabes, que redundaron en la orgía de anarquía y fundamentalismo islámico que vemos en Medio Oriente. 

¿Por qué entonces, el novel Presidente norteamericano ha iniciado esta semana una serie de acciones bélicas sin precedentes, que, como siempre, sus enemigos del mainstream media ahora catalogan de actos de provocación y que pueden llevarnos a la Tercera Guerra Mundial? Incluso, algunos de sus partidarios como Milo Yiannopoulos, han manifestado su desconcierto y rechazo ante estas medidas. O simpatizantes extranjeros, como el líder del UKIP: Nigel Farage, así lo han manifestado.

Vamos por partes: primero veamos cada una de las acciones desplegadas por Trump --también haremos un paréntesis ante la resurrección de la añeja rivalidad hispano-inglesa por Gibraltar-- y al final daré la opinión acerca de las razones del porqué de estas (aparentemente) disparatadas acciones... en realidad no lo son y no hay ninguna conspiración detrás de ellas, sino una lógica y coherencia con el discurso del mandatario neoyorkino. ¿Que es peligroso? Lo es, ¿Qué consecuencias tendrá? Están por verse. ¿Eran necesarias? En la lógica del poderío de las grandes potencias, se contesta con un rotundo SÍ. Ahora veremos porqué:

1.- Siria: ¿Empieza la Tercera Guerra Mundial?

El Presidente de EUA Donald Trump lanzó un ataque aéreo a la Base de la Fuerza Siria de Shayrat, en una acción que decía ser respuesta al presunto ataque con armas químicas --gas sarín, empleado por los Nazis en los campos de exterminio-- que según se afirmó, realizaron las fuerzas leales al gobierno de Bashar El-Assad en la provincia de Idlib. Sin embargo, la historia oficial cuenta con diversos huecos e inconsistencias: ¿Para qué atacaría Assad con armas de destrucción masiva, mismas que son reservadas como último recurso: EUA utilizó las armas atómicas para forzar a la rendición de Japón y terminar con la II Guerra Mundial, y lo mismo utilizó el Napalm y el "Agente Naranja" a mansalva en Vietnam en la desesperada caza de las ubicuas guerrillas del Viet-Cong.

Assad, por el contrario, gracias al apoyo aéreo y sobre el terreno de fuerzas rusas e iraníes, así como de Hezbollah, se encuentra en camino de derrotar a sus opositores, tanto del ISIS como de la llamada "oposición moderada" como el Frente Al-Nusra, que en realidad es un brazo más de Al-Qaeda, por lo que el empleo de armas tan destructivas no es lógico, ni necesario. Por ello, el propio mandatario sirio y gran parte de la opinión pública en el mismo EUA y a nivel mundial aducen que se trató de un ataque de "falsa bandera" perpetrado por quién sabe qué intereses o con qué intenciones, señalando también la oscura actuación de los Cascos Blancos, organización de rescatistas cuyas alabanzas a su supuesta labor humanitaria mereció el Óscar a mejor documental del 2016, aunque ha sido también muy cuestionada como falsa.

Pero hay cosas curiosas respecto al ataque realizado con misiles tomahawk lanzados desde un destructor en el Mediterráneo: se lanzaron 59 de estos proyectiles y solo 23 dieron en el blanco, además, los daños fueron bastante leves y permitieron que la base continuara siendo operativa. De igual manera, parece que se dio aviso con antelación y los moscovitas pudieron evacuar a personal, aeronaves y equipos que se encontraban estacionados en el lugar.

¿Entonces qué fue? parece que no más que una advertencia, un aviso. Trump callaba así a la oposición demócrata y sus corifeos en los medios que le señalan como un pelele del Kremlin, mas así demostró que no le tiembla la mano en atacar a intereses directos de Rusia como es Siria y seguir señalando con el dedo a Bashar El-Assad, quien, admitámoslo, no es un demonio, pero tampoco un santo. Todo es parte de la lucha por el poder en una zona tan estratégica que ya desde hace 3,200 años las grandes potencias se la han disputado: en aquel entonces fueron Ramsés II de Egipto y Hattusilis III de los Hititas quienes lucharon por la posesión de Siria para garantizar su control sobre el Medio Oriente. Hoy, lo sabemos, Siria está en pugna entre el resurgente Irán y las potencias sunnitas: Turquía y Arabia, para así tener la supremacía sobre la zona, mientras Siria permanezca alineado con Irán y Rusia, persas y eslavos podrán tener amplia posibilidad de actuar y dirigir sus destinos.

2.- Corea del Norte:

Y tenemos el caso de Corea del Norte, a donde Trump ha mandado una flota encabezada por un Portaaviones, al parecer con la consigna de realizar un ataque contra el llamado reino ermitaño de los Kim, o al menos, una demostración de poderío. Entre tanto, una flota rusa también ha llegado, a fin de recordar que si bien el Estado estalinista, --en realidad, insisto, una monarquía oriental con más semejanza al Japón de los Tokugawa que a la Rusia del georgiano-- ha sido un dolor de cabeza desde su concepción en 1950, es también un aliado y una posición estratégica vital para los intereses de Moscú.

¿Y esto porqué? Porque Kim Jong Un, si bien no es ni el estúpido ni el loco que las sátiras y los medios occidentales pintan, sí es un extorsionador profesional que ha seguido la escuela de su padre y antecesor Kim Jong Il: basta con hacer año con año una amenaza de guerra contra Corea del Sur, contra Japón o contra el mismo Washington para recibir a cambio una buena cantidad de divisas y "ayuda humanitaria" con la que se financia el lujo de la dinastía y sus cortesanos, por un lado, y se palian la escasez y el hambre provocadas por la ineficacia completa del sistema económico estatista, pese a las tímidas reformas iniciadas por el joven dictador.

Trump marca un "hasta aquí" a las fanfarronadas del júnior de los Kim, y cambia totalmente la política de apaciguamiento que se había venido siguiendo desde el gobierno de Bill Clinton hacia Norcorea. Ya basta de pagar sobornos a un régimen brutal y oscuro como el de la dinastía nacida en el Monte Paektu, y su militarismo rampante denominado "doctrina Juché" o de "priorización militar". Por el contrario, una demostración militar occidental en contra del régimen quizá derrumbe el mito del poderoso ejército norcoreano e incluso, pueda impulsar a la población a un cambio de régimen, en mucho, se trata de poner a prueba la retórica incendiaria y las amenazas grandilocuentes que tradicionalmente emplea el régimen de Pyongyang, que es posible tenga armas nucleares, pero quizá las mismas no estén en una fase de desarrollo que sean plenamente operativas ni mucho menos, puedan llegar a alcanzar territorio estadounidense. Es una forma arriesgada, ciertamente, de poner a prueba el potencial militar de Corea del Norte, pero sin duda, es un acto valiente de poner fin a un actuar propio de golpeador de barrio o capo mafioso que ha sido la tónica y que había sido alimentada por los gobiernos norteamericanos anteriores.

3.- La Madre de todas las Bombas:



El día de hoy, por órdenes de Trump, la Fuerza Aérea de EUA lanzó un ejemplar del dispositivo GBU-43/B, la llamada Madre de todas las Bombas (en realidad Massive Ordinance Air Blast o, por sus siglas, MOAB) en Afganistán, sobre la provincia de Nangarhar, justo en un bastión de fuerzas del Estado Islámico en el país centroasiático. El explosivo es el segundo más potente después de un dispositivo similar ruso, llamado, para coraje de las feminazis: Padre de todas las Bombas, y equivale en sus efectos al de once toneladas de TNT, esto hace de ella, junto con su similar ruso, el explosivo convencional más potente antes del arma nuclear.

Justo cuando todos señalaban que la Administración Trump continuaba con la política de Obama de apoyar a los islamistas se da este ataque contundente y con una fuerza destinada a exterminar a la célula del ISIS en esa región de Afganistán como si de insectos nocivos se tratara, con ello, Trump da una señal: "sí, estamos mostrando músculo contra Rusia y el régimen de Assad pese a que estén luchando contra el terrorismo islámico, pero eso no nos convierte en aliados de éste, por el contrario, tenemos la capacidad de aplastarlo."

Conclusiones:

¿Qué podemos descifrar de toda esta conducta de Trump en esta bélica semana? ¿Confirma que es un loco? ¿Que es más de lo mismo o que sucumbió finalmente a las presiones del complejo militar-industrial? Para empezar, Trump no es un loco, en segundo, quizá sí connive un tanto con el complejo militar-industrial, pero porque no tiene remedio más cuando se trata de demostrar que Estados Unidos de América sigue siendo la potencia dominante y no tiene intenciones de dejar de serlo en el corto plazo pese a todos los problemas en los que se encuentra.

Piénsese: EUA quedó en una posición muy débil a nivel internacional tras las dos desastrosas presidencias de Bush Jr. y Obama, la situación de caos derivada de las fallidas intervenciones en Afganistán e Irak tras los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001, las Primaveras Árabes, la crisis económica iniciada en 2008 y no resuelta por la administración de Soetoro, las tensiones raciales y étnicas, y finalmente una campaña presidencial que desnudó como nada las divisiones y los problemas internos de EUA, con violencia postelectoral añadida, llevaron quizá a suponer a otros líderes, como Putin, que la república norteamericana se encontraba en el inicio de su declive, la generación de un vacío de poder y por tanto, la posibilidad de llenar el hueco y convertirse en amo único del Medio Oriente a fin de garantizar los intereses en materia de hidrocarburos a favor del gigante eslavo, a Kim, aquello le dio la oportunidad de pensar que, con una Corea del Sur inmersa en los escándalos de corrupción de la Presidenta Park, --la familia rival que se quedó con el sur de la península-- y un EUA distraído por su situación interna, podría hacer lo que quisiera con el consentimiento de una China que también se levantó amenazadora sobre Japón y el resto de los vecinos por sus ambiciones sobre los mares territoriales, mientras que los islamistas radicales podían darse el lujo de campear a sus anchas con el apoyo, inverosímil hasta hace poco, del gobierno de Washington, D.C. y llegar a provocar una severa crisis en Europa con la amenaza terrorista y la inmigración masiva.

Como dice el periodista español Javier Esparza, en su comentario publicado en Actuall: Si el discurso de Trump es devolver a Estados Unidos su fuerza (el slogan Make America great again), y su rol de potencia hegemónica, las acciones militares emprendidas en estos días van por el camino correcto. El mensaje es claro, y cito textualmente al periodista:

"El mensaje de Trump ha sido 'estamos aquí, seguimos siendo los mismos, no se va a mover nada sin que lo sepamos, aquí pasará lo que nosotros dejemos que pase'”, en pocas palabras, que ni Putin, ni Xi, ni Kim, ni Assad, ni Rohani o cualquier otro, debe dar ya por sentado que EUA está en declive y ha dejado el trono del mundo vacante para que, como los diadocos tras la muerte de Alejandro Magno, luchen entre sí aquellos que se sientan ser los más aptos para tenerlo. Por el contrario, es un levantar la mano para que se recuerde que toda situación estratégica en el mundo no puede pasar sin que los intereses norteamericanos no sean tomados en cuenta.




Yo soy de ver que la situación de EUA en la actualidad es muy similar a la de España en el siglo XVII, con surgimiento de leyenda negra incluida, en particular, me parece que el momento actual semeja mucho a lo ocurrido bajo el reinado de Felipe IV y el ministerio del Conde-Duque de Olivares: Una España que salió debilitada tras el débil y corrupto gobierno de Felipe III y su ministro el Duque de Lerma, y que España se embarcó en una serie de conflictos, como la Guerra de los Treinta Años, en los que no entraba nada en juego más que su prestigio como potencia hegemónica del momento; al final, España se desgastaría, entraría en crisis económica y posteriormente política con la llegada al trono del niño y enfermizo Carlos II. ¿Qué pasará con EUA? Lo veremos, Trump apuesta alto, y el riesgo de perderlo todo es también muy alto.



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Gibraltar: el regreso del interés nacional



El caso del Brexit ha generado un foco de tensión en Europa Occidental como no se veía desde la década de los treinta: la situación del Peñón de Gibraltar, punto estratégico que fuera cedido por Felipe V de Borbón a la soberanía británica tras la Guerra de Sucesión Española mediante el Tratado de Utrecht (1715) a cambio de que se reconociera a la Dinastía de origen francés en el trono de San Fernando.

Así, se ha planteado la salida del Reino Unido de la Unión Europea, proceso que ya se encuentra en marcha, pero que el peñón permaneciera en el bloque continental bajo la administración hispana, cosa a la que los llanitos, nombre que se dan los habitantes del enclave, especie de "pochos" históricos que hablan una particular versión de "Espanglish" y ostentan extraños nombres de sabor hispano con pronunciación inglesa, se oponen rotundamente.

Las reclamaciones españolas, que se han mantenido desde la época del propio Felipe V, quien siempre se arrepintió de haber cedido el peñón y cuyos intentos por recobrar la posesión del enclave vía militar fracasaron, llegan ahora a su descendiente Felipe VI, quien sin duda llevará como tema para conversar con Isabel II en la próxima visita de Estado la situación de la gran roca. Cabe señalar que hace unas semanas la tensión llegó a escalar incluso a cotas en que ambas, las últimas dos grandes monarquías europeas, (la Holandesa es un cartel de drogas y prostitución, la Belga es inoperante y las Escandinavas son de carnaval) se lanzaron amenazas de guerra, algo que parecía regresarnos al siglo XVIII.

Esto en realidad nos devuelve precisamente a la realidad: tras la ensoñación de la Unión Europea, regresamos a la áspera realidad de la lucha por el interés nacional y la rivalidad por el poderío entre los Estados, Inglaterra lo tiene muy claro: el Peñón es vital como centinela a la entrada del Mediterráneo, y España también, cuenta con Ceuta y Melilla del otro lado del estrecho, con la roca, volvería a controlar totalmente el acceso al Mare Nostrum, como en los buenos tiempos de los Austrias; sin embargo, hoy por hoy, la balanza favorece a Londres por encima de Madrid: mientras los Ingleses con el UKIP, la salida de la Unión Europea y la administración de la señora May demuestran tener todavía algo de impulso para retomar la senda nacionalista y quizá incluso, poder revertir la islamización, España se encuentra dividida como en la Guerra Civil, con partidos de farsa como Podemos y radicalismos locos, más aparte los separatismos absurdos de Cataluña, principalmente, aunque claro, Inglaterra tiene que lidiar con Escocia, pero goza de una política más sólida y más seria que el país ibérico.

Como sea, esto nos muestra el camino hacia el que transitamos: Fukuyama se equivocó, la Historia no ha terminado, continúa, y se atisba... emocionante.

1 de febrero de 2017

LA HISTERIA CONTINÚA





Acabo de escribir en mi Muro de Facebook lo siguiente ante la ola de histeria y de indignación que se disparó, incluso entre algunos de mis amigos, tras que Proceso y Newsweek publicaran supuestos detalles de la conversación entre los Presidentes Trump y Peña Nieto, en la que supuestamente el primero amenazó al segundo con invadir México además de insultarnos como Nación:


"1.- Ya hubo un Presidente Norteamericano que metió agentes de la DEA y la CIA en México para supuestamente combatir al Narco: Barack Hussein Obama/Barry Soetoro o como en realidad se llame. Y también fue quien armó como nunca a los cárteles con su operativo "Rápido y Furioso" que no fue más que un corrupto negocio entre él y su compinche Erick Holder, entonces Procurador de EUA.

2.- Los medios tradicionales han declarado guerra abierta contra Trump lo mismo que varios intereses o "poderes fácticos" en EUA y otros países, los cuales se beneficiaron enormemente de la Globalización y están aterrados ante los cambios políticos que vemos:

- El resurgimiento de Rusia.

- El Brexit.

- El ascenso de la "Derecha Alternativa" en Europa.

- El Islamismo y los movimientos migratorios desatados por éste en Medio Oriente, que se les salieron de control.

- El poderío de China, el principal beneficiario de la Globalización, que está lejos de ser un ente amigable, China fue, ha sido, es y será un Imperio con todo lo que esto implica y que no quiere verse afectado por una alianza Putin-Trump.

3.- A todos los que han expresado su "apoyo" a México, (faranduleros, ONG's, lobbies, gobiernos y organizaciones "progresistas", la industria del sexo y del aborto), en realidad México les vale un cacahuate, quieren usarnos como pretexto para provocar una grave crisis política y constitucional en EUA, al estilo de la provocada en Rusia en 1991 que llevó a la caída del Gobierno de Gorbachov y del sistema soviético; esto lo que haría es prácticamente la caída de EUA de su puesto como potencia mundial y como líder del Mundo Occidental, lo que traería consecuencias desastrosas para América y Europa enteras. Esto no lo ven, pues se fijan sólo en sus intereses particulares.

4.- Tomando eso en cuenta, es muy probable que el supuesto contenido de la llamada, filtrado por "Proceso" y "Newsweek" sea falso o exagerado, dado el sesgo de ambas revistas: "Proceso" es de extrema Izquierda y su similar gringa ya hasta había sacado un número especial titulado "Madame President" que tuvieron que sacar de la circulación de inmediato al darse los resultados electorales de noviembre. Quizá en realidad de lo que hablaron fue de un esquema conjunto de seguridad en el que sí, probablemente, esté contemplada la entrada de agentes norteamericanos actuando en nuestro territorio.

No olvidemos la conveniente extradición del Chapo Guzmán un día antes de la toma de protesta, y que probablemente ahora está cantando como canario o Cecilia Bartoli en su prisión de Nueva York.

5.- Que Trump no ganó con el voto popular: primero habría que tomar en cuenta las denuncias de fraude electoral, con voto de migrantes ilegales, urnas electrónicas amañadas, trenes locos y carruseles o voto de ultratumba que organizaron los Demócratas en California y otros estados, y en segundo, que las reglas del juego están escritas en EUA desde fines del siglo XVIII, curiosamente, nadie había hablado, tras 227 años de vida del documento constitucional de reformarlas o cambiarlas hasta ahora que no favorecieron a Hillary; una actuación de civilidad y patriotismo implica aceptar que, de acuerdo con las leyes establecidas y vigentes el resultado fue ese y punto. Si llegara a haber alguna irregularidad o acto, --como lo hecho por Bill Clinton en convertir la Casa Blanca, la sede del Ejecutivo en su burdel privado-- existen los mecanismos legales previstos para actuar, como es el "impeachment".

6.- Las prohibiciones a los refugiados de ciertos países islámicos son perfectamente legales en el sistema norteamericano y no obedece a la religión, sino a la situación de esos países, y es algo muy común a nivel Internacional que se restrinjan o permitan la entrada de ciertos nacionales a uno u otro país por los riesgos probables, además ¿porqué esos refugiados no son aceptados por sus correligionarios de Arabia? En México, como somos "coladera" y todos pasan como Pedro por su casa, no entendemos eso.

7.- El Tratado de Libre Comercio debe ser renegociado, ni a México ni a EUA nos ha beneficiado del todo, destrozó el campo mexicano y destrozó la industria de EUA, hay abundantes sitios de Internet donde se explica esto, como: http://mexicoliberal.blogspot.mx/…/el-tlcan-realmente-nos-h…http://mexicoliberal.blogspot.mx/…/quien-realmente-pierde.h…

8.- Los gringos le llaman "America" a su país no por soberbia, sino por que no tienen otra forma corta de llamarle a su país y tener así un gentilicio que les de identidad, y no andar recitando la larga letanía de "United States of America", ni tendría sentido llamarse "staters" o algo así, América es lo único que denota identidad con un territorio.

Y tiene ese nombre porque originalmente eran 13 Estados diferentes que se separaron de la Corona Británica al mismo tiempo y coaligados que estaban en América, cada uno con un nombre y un gentilicio propio.

Escribo todo esto no porque me sienta gringo, sino en aras de objetividad y de calmar los ánimos para no caer en el juego de intereses extranjeros que alimentan el odio y que no tienen que ver con México y que nos quieren usar de pretexto para apoyar a sus intereses en los problemas políticos de otro país..."

Y aparte de todo también señalan que es un enfermo mental... hasta ahora, no he visto ningún desorden mental en sus medidas como Presidente, salvo que quizá se considere locura el pretender que el Estado vuelva a ejercer la plena Soberanía, que en su aspecto interno es la Supremacía y en el externo la Independencia respecto de poderes fácticos internos y externos, como ya lo definiera Jean Bodin en el siglo XVII, en un principio que luego fue básico para el Constitucionalismo.

¡Ah por cierto!, esto quizá busque también de parte de Peña desesperadamente el mostrarse como quien recibe los golpes pero se mantiene defendiendo el orgullo y la soberanía de México, para tratar de reducir su mala imagen.

Lo dicho: vivimos en tiempos interesantes.

29 de enero de 2017

EL FIN DE LA GLOBALIZACIÓN

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, firmando órden...



En apenas una semana, el orden mundial que hemos conocido en los últimos 28 años, --a partir de la caída del muro de Berlín-- empezó a desmoronarse a golpes de bolígrafo y de 13 órdenes ejecutivas emitidas por el nuevo Presidente de EUA, Donald Trump. Esto, por otro lado, no significa tampoco regresar al orden anterior: el constituido durante la posguerra y que instrumentó la Guerra Fría con la división en dos bloques ideológicos y económicos, sino volver a la estructura impuesta desde el siglo XVI y hasta las dos grandes contiendas globales del siglo XX: los Estados-Nación en constante rivalidad y en equilibrio de poderes para evitar la constitución de un poder hegemónico sobre los demás, con la salvedad que dicho orden, imperante originalmente sólo en Europa donde se originó, ahora estaría existiendo en todo el mundo.

¿Porqué sucede esto? ¿Es simplemente, como nos lo muestran los medios: el capricho de un loco racista y narcisista? No es así: es un proceso que ya Samuel Huntington vislumbraba desde 1996 cuando escribió Choque de Civilizaciones como respuesta al simplón y optimista panfleto de Francis Fukuyama: El Fin de la Historia. Por el contrario, la Historia no solo vuelve a comenzar, sino que toma nuevos bríos: la Globalización iba a fracasar, porque, pese a traer indudables beneficios a través del comercio, también a la larga resultó perjudicial en muchos aspectos y además insostenible, que es lo que ya señalaba no solo el politólogo norteamericano, sino también su compatriota el sociólogo y economista Paul Kennedy en su Auge y Caída de las Grandes Potencias o el economista británico Niall Ferguson en Coloso, al referirse al caso concreto de EUA y su situación económica al convertirse en el impulsor y principal sostén de la Globalización.

Así, hace pocos días, la coalición de organizaciones no gubernamentales OXFAM (Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre) presentó un estudio donde refleja los resultados de la Globalización: evidentemente es cierto que cada vez hay menos pobreza extrema en el mundo, pero esto no se da igual en todos lados, pues hay lugares donde ésta ha aumentado y otros donde efectivamente, ha disminuido ostensiblemente. Sin embargo, lo que sí ha crecido, incluso dentro de los países llamados o considerados como "desarrollados" es la desigualdad: así se tiene que sólo ocho personas en todo el mundo, entre ellas personas como Carlos Slim o Bill Gates, concentran en sus manos la misma riqueza que el 50% más pobre de la humanidad. Pero sobre todo, la guerra cultural desatada por unas élites dominadas por el pensamiento socialdemócrata de la "Escuela de Frankfurt", y que empezó a imponerse desde la década de los 60. Mucho de esta ideología igualitarista en todos los aspectos: económico o de género, y democratizador, en realidad estaba en función de generar una sociedad global uniforme sostenida sólo por el mercado: todos partícipes de la producción y todos partícipes del consumo: todos tendrían que usar pantalones de mezclilla, desde Montana, EUA hasta Tashkent, Uzbekistán, todos comprar pantallas planas y ver el cine de Hollywood, desde Helsinki hasta Kuala Lumpur, para ello, todos debían guiarse por los mismos códigos culturales y las mismas ideas.

Además de eso, la avaricia del capitalismo financiero que es el tejido sobre el cual se sustenta todo el proceso globalizador generó las últimas grandes crisis económicas que no se han resuelto: la inmobiliaria del 2008 en EUA y la del Euro en la Unión Europea, ambos sucesos han motivado el surgimiento de las posturas nacionalistas para saltar de los barcos antes de que estos se hundan.

En pocas palabras, se trataba de objetivar al ser humano y volverlo parte del esquema económico. Nada más. Olvidando no solo las identidades de pueblos y culturas, sino incluso, las individuales.

Esto por supuesto, fue levantando una reacción silenciosa y quieta al principio, pero que terminó por estallar: no solo en la violencia del radicalismo musulmán, sino también en los populismos autoritarios sudamericanos como el caso venezolano o boliviano, en el surgimiento de movimientos nacionalistas en Europa, e incluso, el surgimiento y fortalecimiento del Tradicionalismo Católico, sobre todo durante el pontificado de Benedicto XVI.

Así que si bien en los años 90 parecía que el Estado tenía sus días contados, hoy el Estado regresa con fuerza en la figura de líderes a los que se les endilga la etiqueta de "populistas de derecha " o de "extrema derecha", cuando en realidad, lo único que desean no es ni el enfrentamiento ni el ataque a otros, sino las reivindicaciones de los intereses nacionales: eso es lo que abanderan Theresa May en Inglaterra, Marine Le Pen en Francia, el Partido Alternativa para Alemania en el país germano, y por supuesto: Donald Trump.

En esta semana, los medios han convertido a Trump en un verdadero monstruo, el temido "Masiosare" del himno nacional, como siempre, nuestra clase política y nuestros líderes de opinión --donde se incluye un sujeto de la estofa de Eugenio Derbez, actor mediocre cuya carrera ha sido beneficiaria del nepotismo y conciencia de casta, gracias a su madre Silvia Derbez, una de las figuras igualmente más mediocres de la "Epoca de Oro del Cine Mexicano" (1935-1970) y a los intereses de Televisa--  reacciona estimulando el patrioterismo y la indignación, pero sin un plan de acción determinado, como lo denuncia Jorge E. Trasloheros, columnista católico de el diario La Razón.

Como siempre, se apela al victimismo del mexicano, ese eterno inocente del que siempre se aprovechan los malvados extranjeros; desde los Españoles, pese a que quienes se quejan de ello probablemente no tienen nada de sangre indígena y mucho menos Mexica, sin nada de autocrítica: Hemos tenido desde el 2006 una oleada de violencia enorme que ha llevado a punto del fallo del Estado en Michoacán, Oaxaca, Guerrero o Chiapas, donde se combinan tanto los carteles de la droga como los intereses políticos, tenemos una clase política que es mucho más que el PRI y que ha llegado a cotas de corrupción inmensas, como nunca se ha visto. Y nuestro gobierno, con independencia de los colores de sus titulares, no ha implementado una política de seguridad con estrategia y sentido que lleve a la solución de esta situación ni por ejemplo, ha asegurado nuestra frontera sur. Nos quejamos del famoso sheriff Arpaio por el trato que da a los migrantes ilegales que captura, (quien solo los detiene y los deporta y en el inter, los pone a trabajar y no a que estén ociosos en una estación migratoria) pero nos olvidamos de la masacre de San Fernando de centroamericanos. De que esos mismos migrantes son víctimas de extorsiones y vejaciones ya sea de las autoridades o de la delincuencia, cuando no, ellos mismos se convierten en riesgos a la seguridad de los nacionales (¿cuántas bandas de ladrones en motocicleta resultan ser del istmo o de Colombia o Ecuador, extorsionadores o tratantes de blancas y que entraron ilegalmente al país?). ¿Sinceramente esperamos que, ante todas estas circunstancias, negligencias y caos, se establezca con México un acuerdo para el libre tránsito de personas? ¿Que EUA no exija un reembolso de las ayudas desperdiciadas para seguridad trasnfronteriza y que por eso se nos quiera cobrar el muro?

Exigimos que EUA abra las puertas de par en par y nos permita irnos a trabajar allá, como si fuera su obligación y el ejercicio de su Soberanía es visto ya como una medida fascista; pero no exigimos a las autoridades mejores condiciones en México para emprender, ni el derribo del esquema mercantilista estructurado en privilegios y prebendas con el poder: se saluda a Slim como el mesías esperado, cuando se ha enriquecido hasta lo indecible por sus componendas con el poder político y uno de los beneficiados con la Globalización. No tenemos memoria y ahora aplaudimos a quienes salen de defensores del Tratado de Libre Comercio cuando antes lo criticaban porque, efectivamente, no ha sido tan benéfico como se pensaba, como ya lo reconocía el diario El Financiero en 2014. Un tratado que significó desastres tanto para México, que vio la destrucción del agro, por ejemplo, o para EUA, que sufrió la pérdida de muchos puestos de trabajo, como lo vaticinaba Ross Perot (a quien en su momento se le demonizó como racista, cuando sólo planteaba la protección del trabajo de sus connacionales) y que en nuestro país se convirtieron en "empleos basura" como los llaman los españoles: malpagados y eventuales. 

Se pretende ahora que China venga al rescate de México, cuando China es el principal enemigo de México y de EUA en la guerra comercial: ha dañado nuestra industria textil y la del calzado por sus prácticas comerciales ilegítimas, como el precio dumping, o la piratería. 

Los mexicanos debemos dejar a un lado berrinches de adolescente y emociones desbordadas y ver el panorama tal cual es: primero que nada, que la Globalización va en retroceso o en camino de ser replanteada y que ahora se debe pensar en la defensa del interés nacional: tanto Trump como Justin Trudeau, el Primer Ministro de Canadá lo han dicho: cada quien debe velar por sí mismo. La amistad es una cosa y es entre personas: uno puede tener amigos norteamericanos o canadienses, españoles o argentinos o de cualquier otro lado; pero los Estados no tienen amistades, tienen intereses y de ahí las cambiantes alianzas a lo largo de la Historia. Incluso pareciera que Trump lo ha dicho entre líneas, que nos está dando la oportunidad de tener nuestra independencia económica y de que, presionados por esto, nuestras autoridades se vean obligadas a ejercer un gobierno de verdad y no una banda de saqueadores.

También debemos tener prudencia: muchos intereses se vieron afectados por el triunfo de Trump, intereses realmente criminales a ambos lados del Río Bravo que por supuesto, no quieren perder las oportunidades de negocios que se les escapan: desde la venta de partes humanas de los niños abortados hasta las ONG´s y lobbies en ecología e ideología de género, o las cadenas mediáticas que han sido puestas en evidencia una y otra vez por sus sesgos y mentiras. Así, todo aquello que sea denunciado por los medios habrá de verse con pincitas, pues en mucho, están buscando socavar la imagen del Presidente bajo cualquier pretexto y presentarlo como un monstruo; de entrada, ya es el demonio encarnado en México, y los principales interesados en mostrarlo así son aquellos intereses beneficiarios del Tratado de Libre Comercio que no desean renegociarlo.

Evidentemente Trump no es un santo, es ciertamente un patán, un ególatra y un narcisista --no más que muchos políticos y líderes empresariales, de hecho toda persona que busca o ejerce un liderazgo, de entrada es algo narcisista-- y no sabe los delicados manejos y formas de la diplomacia, sino que, como lo señaló Carlos Slim el otro día que dio una sorpresiva conferencia de prensa (en la que muchos dicen fue el destape de sus ambiciones políticas) solamente aplica sus técnicas agresivas de negociación empresarial buscando el replanteamiento del Tratado de Libre Comercio y resolver la cuestión migratoria. Sin embargo, es de agradecerse que sea una persona que abandone las líneas de la corrección política y se atreva a decir con franqueza lo que piensa u opina, y también los problemas y hasta las razones de sus decisiones, saltándose el filtro o la distorsión, de los medios, en este caso, México debe buscar también elevar la apuesta de la negociación y hacer un plan para llegar a acuerdos con él; por lo demás, es casi seguro que Trump, salvo en el tema de la derrota del ISIS, reducirá la intervención de EUA en el exterior, pasando a una estrategia defensiva y dejando que los aliados, como Europa y Japón, se protejan solos.

La OTAN se verá fuertemente cuestionada, lo mismo que la ONU, la cual se convirtió en un cadáver viviente al servicio de la agenda ideológica de los Clinton. 

Como dije, Trump no es un santo y su administración no estará exenta de errores y excesos; sin embargo, el compromiso hecho por defender a la vida y la familia natural trasciende más allá de patrioterismos y beneficios o perjuicios económicos: finalmente, su orden de dejar de financiar abortos fuera de EUA es una acción que salvará las vidas de muchos en todo el mundo y debilitará enormemente a los lobbies "Progresistas". Finalmente, la vida debe ser el primero de todos los derechos, no puede haber verdadera libertad ni verdadera preocupación por la persona cuando la vida se condiciona o se persigue, ni tampoco puede haber dignidad; podrá haber fiesta y un desapego a la realidad como ocurre en Holanda, pero eso tiene fecha de caducidad o ha puesto la mesa para que fuerzas externas y peligrosas, como el Islam radical, crezcan.

México, entre tanto, debe diseñar una estrategia para la defensa de los intereses nacionales; se requiere de unidad real y no conveniencia de partidos o de personajes, debe ponerse a tono con los cambios y superar el pasmo y las reacciones meramente emocionales. Pero sobre todo, exige que las personas en general cambien, que dejemos de esperar la salvación del Presidente o del exterior: el verdadero mesías del mexicano está en cada uno de nosotros y logrará su misión mediante el trabajo, el estudio, la lucha por crear un mejor país y una sociedad más justa; pero esa solución está en nosotros mismos y no tiene que depender de las acciones o circunstancias de fuera.  

Son tiempos duros como lo son todos los tiempos de grandes cambios históricos: no dejemos que esos tiempos nos derroten sino que se conviertan en la oportunidad para fortalecernos y que haga surgir lo mejor de todos y cada uno de nosotros.